Según la nota publicada por el organismo rector de la Fórmula Uno, tras revisarse las conversaciones a través de la radio entre los pilotos y los dirigentes de la escudería, "todas las acciones estuvieron dentro de una total legitimidad".
O lo que es lo mismo, que no habrá sanción de ningún tipo ni con Alonso ni con su equipo por lo que habrían sido órdenes de equipo en el GP de Mónaco.
La FIA ha tenido en consideración a la hora de juzgar los hechos, varios elementos, como la estrategia ideal en condiciones normales en cuestión de paradas en los boxes, dos en este caso sin que aparezca el coche de seguridad.
La nota añade que ese hecho, el que fuera una carrera limpia y no hubiera ningún elemento que afectara a lo teóricamente ideal, le proporcionaba a Hamilton la oportunidad para cambiar su estrategia. Además, se valora el hecho de que McLaren fue "significativamente más rápido que cualquier otro coche".
El organismo justifica su decisión con una argumentación en la que se admite el riesgo del circuito y lo lógico de que un equipo quiere finalizar con sus dos coches en las dos primeras posiciones: "El primer objetivo de cada escudería es ganar. Y si lo logran, buscarán quedar segundos con el otro monoplaza".
Argumentos de peso contra una 'tontería'
"Sin un 'safety car' durante el liderato de Alonso, había un riesgo de que pudiera salir antes de que su compañero entrara. Esto le habría supuesto una desventaja respecto a cualquier coche con otra estrategia. Por la misma razón Hamilton fue llamado antes de lo previsto".
"Si el piloto que estuviera delante de Hamilton fuera otro, se podría haber asumido el riesgo para intentar adelantar en boxes, pero realmente no hay ninguna obligación para la escudería de forzar en este sentido. De hecho, sería tonto hacer algo así".
"Este es el procedimiento normal de un equipo, el reducir al máximo los riesgos de problemas técnicos u otros. Es razonable pedir a sus pilotos que no arriesguen lo suficiente en esas circunstancias. McLaren pudo hacerlo porque tenían una ventaja sustancial y no hicieron nada que pudiera ser descrito como interferencia en el resultado de la carrera".
Un antecedente que poco o nada tiene que ver
Esta última frase del comunicado es importante porque según lo acordado en el famoso incidente de Ferrari en Austria, en 2002, estarían prohibidas las órdenes de equipo "para interferir en el resultado de la carrera". Esta norma se ratificó este mismo año.
En Austria, la situación fue muy diferente y sumamente descarada. El dominio aquel día de Ferrari fue abrumador, pero en el orden inverso a la jerarquía establecido en el equipo. Lo más alto del podio estaba reservado para Michael Schumacher, pero Rubens Barrichello mandó en la carrera durante las 65 vueltas. Entonces, el brasileño escuchó por radio una orden inédita, en la misma recta de meta: "Déjate pasar". Y obediente, 'Rubinho' cedió su gloria.
Al margen de la vergüenza, que ensombreció el rostro de todos en el cajón, Ferrari recibió una multa por parte de la FIA de un millón de dólares.
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